Lunes otra vez... ¿Qué sería de nosotros sin esa taza de café que nos suelta definitivamente cada mañana de la mano de Morfeo? Los viajes matinales en transporte público serían, más de lo que lo son ya, como adentrarse en una película de terror de zombies, pero formando también parte del bando de las personas de aletargados y torpes movimientos que se desplazan como si estuvieran programados para hacerlo sin saber cómo ni para qué. Porque siempre me he preguntado... ¿En qué momento un zombie, aún no consciente de que lo es (en el caso de que pudiere alguna vez llegar a serlo), se da cuenta de que lo que a él le gusta para comer son cerebros humanos? ¿Es "norma de zombie" comer encéfalos? ¿Dónde leen esas normas? ¿Sabe leer un zombie? ¿Por qué saben que las personas normales, con sus cabezas completamente cerradas, tienen un cerebro ahí dentro, y ellos, con sus cráneos habitualmente abiertos aunque hayan muerto de viejos y acostados tranquilamente en sus camas, no ven que al de al lado le chorrea uno y se comen entre ellos y nos dejan en paz? Y, con lo que cuesta abrir un coco en plenitud de facultades y utensilios... ¿cómo se arreglan los no-muertos para abrir cráneos?

Bueno, voy a dejar este tema, que me ofusco.

A lo que iba: Aquí tenéis una simpática animación de tres alegres granos de café cantarines, realizada por Klipp og Lim, que me ha hecho gracia. Buenos días.