Una pareja de muñequitos se mete en el granero de la granja Fisher Price. Andy (el niño que curiosamente se llama igual que el de la película Toy Story) hoy no está en la habitación y, claro, el desenfreno pasional, por muy juguetes infantiles que sean, no se puede contener.

Los animales, que les observan desde fuera, no tardan en sucumbir ante semejante muestra de dominio en las artes amatorias y se ponen también a lo suyo... Y aquello acaba degenerando en una bacanal en la que pilla hasta el apuntador.

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